miércoles, 23 de mayo de 2012

DE RATONES Y HOMBRES

En el Teatro Español triunfa la magnífica obra teatral de John Steinbeck, De Ratones y Hombres.


Nos puso los pelos de punta la historia y su forma de contarla. Narra la historia de un grupo de trabajadores, casi esclavos, en la Norteamérica de la Gran Depresión de los años 30.
Un grandullón retrasado mental acompañado por su protector van a parar a la cabaña de un déspota patrón donde los trabajadores son mulas de carga durante 12 horas. Lo único que tiene cada uno son sueños e ilusiones que cumplir cuando reúnan un dinero que sea suficiente. Sueños modestos e ilusiones pequeñas con los que conseguirían algo de felicidad. Resulta descorazonador ver como nunca conseguirían esas humildes metas y como estarían condenados siempre a la pobreza y a la esclavitud que supone el duro trabajo de sol a sol por 4 perras.



Roberto Álamo compone un retrasado tierno, un niño gigante con mucha fuerza, imprescindible para el rutinario trabajo. Fernando Cayo, su protector y compañero hace una interpretación perfecta tanto cuando se pone duro como cuando se pone frágil y quebradizo. Antonio Canal, el cura de Cuéntame, fantástico en su papel de compañero viejo, lisiado y buena persona que sueña con salir de ahí y tener una casa aunque sea para trabajar en ella y en su huerto. Irene Escolar, cada día mejor actriz a pesar de lo joven que es, de hecho encadena trabajos importantes como fue la obra Agosto, de la que hablo en este blog, para afrontar en De Ratones y Hombres el papel de la mujer del hijo del patrón, la única mujer en ese mundo de hombres, que solo busca alguien con quien hablar, aunque los trabajadores no quieran hablar con ella por miedo al cafre de su marido, una mujer que se siente sola las 24 horas del día, busca compañía aunque la tomen por furcia, solo busca charlar y ser escuchada por alguien. Gran escena la de ella con el retrasado de Lennie.


La escenografía preciosa con tintes cinematográficos, la dirección de Miguel del Arco, como siempre, magnífica.
La última y sorprendente escena te hiela el corazón y te deja clavado en la silla sin reaccionar, casi cuesta aplaudir al principio por lo impactante que resulta. Maravillosa.