miércoles, 29 de enero de 2014

CARLOTA

Actualmente triunfa en el escenario del Teatro María Guerrero una de las obras más conocidas y representadas del dramaturgo Miguel Mihura, Carlota.
Al margen del texto, que los teatreros conocemos perfectamente, lo más llamativo de este montaje y lo que más expectación ha creado, es el retorno a las tablas, después de 27 años sin subirse a un escenario, de la gran Carmen Maura. El teatro lleno hasta la bandera pendiente de su protagonista más que de la obra en sí.
Este montaje, dirigido por Mariano de Paco, tiene algunos defectos pero recoge la esencia de su autor, uno de los mejores escritores de teatro de humor de nuestro país, pero más injustamente tratado por los que van de eruditos del teatro que piensan que el teatro de humor no puede ser muy serio, Miguel Mihura siguió la estela de su contemporáneo Enrique Jardiel Poncela, otro escritor que se tomaba muy en serio el humor, y nos ha dejado auténticas joyas teatrales con una impecable dramaturgia.
Carlota fue escrita por Mihura para Isabel Garcés, que la representó en su feudo, el Teatro Infanta Isabel, durante varias temporadas obteniendo un grandísimo éxito. No tuve ocasión de verla por razones obvias, ya que fue estrenada alrededor de 1960. Años más tarde, cuando en verano se hacía teatro en el maravilloso espacio de La Muralla Árabe, con la Catedral de la Almudena como testigo de excepción, fue representada por África Gosálbez y Luis Varela en sus principales papeles.
En todos los montajes de Carlota, como común denominador, cobra importancia el fino humor de Mihura, su sorna a la hora de reirse de los tópicos británicos, llevando al extremo la flema británica, su pasión por el te y su afán por la puntualidad. También tiene sus grandes dosis de humor negro que tanto le gustaba a Mihura y a sus compañeros humoristas de la época, no hay nada más que echar un vistazo a cualquier ejemplar de La Codorniz para ver los temas que interesaban a Tono, Álvaro de Laiglesia y al propio Mihura entre otros.
El humor lo resuelve con eficacia, pero hay muchos gags que pasan desapercibidos por elegir, a mi juicio, a un gran actor dramático que pienso que no se desenvuelve tan bien en la comedia. Así, Alberto Jiménez ha bordado personajes tanto en cine como en teatro con tintes dramáticos (El Bola, Medea,..), pero a los que vimos el montaje anteriormente mencionado, nos recordaba constantemente como Luis Varela explotaba esa comicidad en algunas frases que tanto conectaban con el público causándole constantes carcajadas. Alberto Jiménez está bien en su papel, pero menos cómico que el que requiere el personaje de Mihura.
 Pilar Castro, últimamente en racha ya que no para de trabajar, está irreconocible y fantástica en su papel de intrigante y desagradable criada. Alfonso Vallejo resuelve muy bien su personaje de inspector, y el resto del reparto cumple muy bien su cometido.
Carmen Maura, La Maura más Maura que nunca. Tiene la facilidad de hacer cada personaje que toca como si hubiese sido escrito para ella. A pesar de estar más acostumbrada a las cámaras, se mueve por el escenario como si nunca hubiese estado abajo, cuesta imaginarse ahora a otra Carlota. Como siempre, estupenda, nunca defrauda.
La escenografía bien ejecutada, aunque para mi gusto, demasiado roja, muy monocromática. En general bien aunque creo que Carlota es una obra para ver a los actores más cerca, el María Guerrero se me antoja un poco grande para este tipo de montajes, sin Carmen Maura, creo que no tendría el mismo éxito.


jueves, 16 de enero de 2014

EMILIA

En los Teatros del Canal se puede ver la obra Emilia, la última joya teatral del dramaturgo argentino Claudio Tolcachir. Después de su trilogía La omisión de la familia Coleman, El viento en un violín y El tercer cuerpo, nos presenta esta pieza escrita y dirigida por el propio Tolcachir.
Como los grandes Arthur Miller y Teenese Williams, a Claudio Tolcachir siempre le ha gustado fijarse en la familia como eje central de sus historias. Las relaciones afectivas que surgen en el seno familiar forman un núcleo primordial en sus historias y, así, Emilia se convierte en un melodrama que te cautiva de principio a fin aunque es a partir de la mitad de la obra cuando se va entendiendo todo lo que sucede en la primera pare atándose cabos.
Emilia habla del amor incondicional que se puede sentir hacia alguien con el que no existe ningún lazo sanguíneo, ese amor no puede ser menor que el que una madre siente hacia su hijo. Emilia es la niñera de Walter, al que se encuentra de casualidad muchos años después de prestar sus servicios a la familia. A Emilia la pagaban por cuidarle pero no por quererle, el amor que sentía hacia él era como el que siente una madre, gratis, fuera de cualquier interés, sin condiciones.
Walter ha formado su propia familia, de la que Emilia es espectadora de excepción que ve no sin compasión como su "niño" ha crecido y quiere a toda costa mantener unida a su familia formada por Carol, una ausente, tímida y distante mujer, y Leo, un adolescente inquieto que toca el xilófono. Emilia solo desprende cariño, ternura y amor hacia el que un día fue su niño al que tenía que cuidar.
Una emocionantísima obra en la que los acontecimientos y las palabras precipitan a sus personajes a un desenlace inesperado.
Gran parte de la culpa de que la obra conmueva y emocione la tiene un fantástico reparto al que no se puede poner ningún pero, sino agradecimiento por hacernos vivir una noche tan mágica.
Gloria Muñoz hace una Emilia perfecta, rica en matices y exacta en mostrar los sentimientos que tiene que mostrar. Maravillosa. Alfonso Lara y Malenta Alterio, impecables en sus difíciles papeles, el primero por su desgarro y exceso, y la segunda por lo contrario, comedida, contenida, interpretando sobre todo con el rostro, con la mirada.
David Castillo está sembrado en su difícil personaje, el niño de Cachorro, la gran película de Daniel Albadalejo, y al que hemos visto crecer en la longeva Aída, ha aprendido y madurado como actor, y lo demuestra en esta su segunda incursión teatral. En un papel más pequeño pero no menos intenso, Daniel Grao, resuelve con eficacia su personaje.
En fin, yo no eché en falta a la gran compañía que pone en pie siempre las obras de Tolcachir, Timbre 4. Emilia, en los Teatros del Canal. Para no perdérsela.






martes, 14 de enero de 2014

EL COJO DE INISHMAAN

El Teatro Español se llena cada tarde para ver a un reparto de lujo escenificando un desconocido texto, para el gran público, de Martin McDonagh, El cojo de Inishmaan.
La obra nos traslada a la católica Irlanda de los años 30 en una pequeña y pobre aldea en la que los personajes que pululan por ella están deseando salir, huir, escapar de esa monotonía en la que viven inmersos. El personaje en torno al cual gira la obra no va a ser menos y también quiere abandonar esa aldea pero tiene un agravante que lo hace, si cabe, más difícil, es un joven tullido de un brazo y de una pierna, lo cual le convierte en objeto de las burlas y las mofas del pueblo. Además es huérfano y vive al cuidado de sus tías. La llegada de un equipo cinematográfico de Hollywood para rodar en la isla de Arán una película, supone la oportunidad que tanto buscaba de abandonar el pueblo y también su condición de "tullido del pueblo" para convertirse en una estrella del séptimo arte.
En medio de todo esto, la obra presenta a una serie de los más variopintos personajes rodeados de un halo de misterio y taras donde cada uno puede ser una cosa y la contraria. Personajes llenos de matices a los que se les coge cariño aunque parezcan ser, en un principio, odiosos. 
El reparto no puede ser mejor e, imagino, nada fácil para juntarlos en una producción. Supone la vuelta a los escenarios de dos grandes como Marisa Paredes y Terele Pávez, dan a sus personajes la justa dulzura y fortaleza para encarnar a las dos tías de Billy El Cojo, la primera nos enseña su camino hacia la locura, y la segunda, su brusquedad y dureza que le ha proporcionado la vida.
Ferrán Vilajosana hace el personaje de Billy el Cojo, un papel difícil que lo cumple a la perfección a pesar de su juventud. Un personaje con muchas aristas que muestra diferentes registros, lo que hace que se luzca por la riqueza del personaje, muy bien interpretado y dirigido.

Irene Escolar, de la que hemos hablado más veces en este blog, se está consolidado como una actriz imprescindible del teatro español, a sus 25 años ha trabajado con los mejores directores y ha dado réplica a grandes actores y actrices, lo ha mamado perteneciendo a la saga de los Gutiérrez Caba. Es la quinta vez que tiene la suerte de trabajar en Teatro Español y es la culpable de que esta obra se haya puesto en pie ya que llevó el texto a su director Gerardo Vera y le animó a que la dirigiese. Además de magnífica actriz, es una chica comprometida con el teatro y tiene las ideas muy claras. Siempre es una gozada verla sobre las tablas. Enric Benavente, Teresa Lozano, Adam Jezierski, Marcial Álvarez y Ricardo Joven bordan sus respectivos personajes de esta obra coral que con tanta maestría ha dirigido para el Teatro Español, Gerardo Vera.