Sublime, magistral, extraordinaria, son 3 de los adjetivos que se podrían aplicar a esta obra y a la interpretación de los integrantes del magnífico elenco que cada día la representan en el Teatro Valle Inclán de Madrid:
Agosto (Condado de Osage)
Esta obra ha supuesto una alegría y una tristeza para los amantes del teatro: la primera se refiere al retorno a los escenarios de la gran Amparo Baró tras 12 años ininterrumpidos de televisión en
Siete vidas y en
El internado; la tristeza es porque supone la despedida de Gerardo Vera como director del Centro Dramático Nacional, ha sido el responsable de impresionantes montajes de los que hemos sido testigos en sus sedes del Teatro María Guerrero y del Teatro Valle Inclán.
Amparo Baró, magnífica actriz descubierta por las nuevas generaciones gracias a la tele, ha sido cabeza de cartel en numerosos montajes a lo largo de su dilatada vida artística. Con soberbias interpretaciones, me vienen a la mente sus creaciones en
La opinión de Amy y
Materia reservada, ha demostrado su versatilidad sobre las tablas en comedias de muy distinto registro a las mencionadas como es el caso de
Los habitantes de la casa deshabitada del gran Jardiel Poncela. Pero donde más demuestra su talento como la diva de los escenarios que es , ha sido en los dramas, ya que ha representado a los más grandes autores y se ha metido en la piel de los más complejos personajes.
En
Agosto, la Baró riza el rizo con su interpretación de Violet, una madre autoritaria, adicta a las pastillas y enferma de cáncer con unos dolores insoportables. Casi 4 horas en una obra con un texto duro, difícil y agotador ya que requiere un gran esfuerzo tanto físico como emocional, recompensado por las ovaciones de todo un teatro puesto en pie para agradecer y felicitar al reparto por un trabajo realizado de una forma impecable, sin fisuras, sin peros, simplemente perfecto.
La obra narra la historia de una familia de Oklahoma, una familia rota, descompuesta por una madre axfisiante por una autoridad heredada desde su infancia y un padre aficionado a la bebida, y 3 hijas que vuelven al hogar paterno con motivo de la misteriosa desaparición del padre. Aunque en la obra aparecen hombres,
Agosto es una historia de mujeres fundamentalmente. Son 6 historias de amor, de desamor, de resentimiento, de odio, de verdades dañinas y de mentiras despiadadas con un nexo común: los lazos familiares.
Es un drama familiar del estilo a los creados por Arthur Miller o Tenesee Williams. Un texto potente, magníficas interpretaciones (no me canso de repetirlo) y una escenografía maravillosa.
Si Amparo Baró demuestra en esta obra lo qué es una actriz, soberbia y maravillosa está también la cada vez mejor actriz Carmen Machi. La actriz, que descubrimos en
Siete Vidas y en
Aída, tuvo la valentía y la coherencia de abandonar la serie que protagonizaba para enfrentarse a otros retos profesionales. Desde entonces no ha parado de hacer teatro y nos ha sorprendido en cada trabajo, ya que sabíamos que su vis cómica es innegable, pero ha demostrado con creces que es una magnífica actriz dramática. El duelo interpretativo de las 2 actrices es encomiable, y se nos olvidó durante las casi 4 horas de la representación que las 2 divas que nos ponían la carne de gallina desde el escenario, eran la Sole y la Aída de
Siete vidas.
A la Baró y a la Machi les acompañan 11 actores entre los que cabe destacar a Alicia Borrachero, Clara Sanchís, Sonsoles Benedicto, la joven y prometedora actriz Inés Escolar (nieta de la gran Irene Gutiérrez Caba), Gabriel Garbisu y Miguel Palenzuela en el brevísimo papel de marido de Violet desaparecido tras la primera escena de la obra.
En fín, una gran y emocionante noche de teatro. Si podeis, no os la perdais.