Josele Román es un auténtico icono del cine español de la década de los 70. Su haber cuenta con decenas de películas, en muchas de las cuales interpretó el papel de chacha en una España que quería despertar de su letargo y comenzaba a reir. Mucha culpa de ello la tiene esta actriz que, con su innegable vis cómica y su característica voz acompañada de su rubio flequillo, consiguió ser una actriz imprescindible en lo que en ocasiones se le llama despectivamente "españolada", pero que sin ese tipo de cine no se entendería bien este país, que parece que vuelve poco a poco a la charanga y pandereta de los recortes y un IVA inasumible a los proyectos culturales.
Por ello, es encomiable que se sigan acometiendo empresas destinadas a poner en pie una obra de teatro, producir una película o lanzar un disco. Josele Román, con la inestimable ayuda de su productora y actriz Ana Navasquillo, acaban de estrenar en Madrid una obra de teatro destinada a todo tipo de público, con la sana de intención de hacer reir, y lo consiguen con creces. LA VIDENTE levantará el telón en el Teatro Arlequín todos los domingos de Diciembre, excepto el domingo 14 que será representada el viernes 12.
Con Josele y Ana compartimos unos minutos al finalizar la función:
DE TEATRO: Josele Román, te conocíamos mucho como actriz, pero te estás revelando en una faceta que desconocíamos, la de escritora, cuéntanos.
JOSELE ROMÁN: Esta obra la tenía escrita desde hace un tiempo pero no la habíamos llevado a cabo del todo. Escribir siempre me ha gustado pero se empeñaron en que yo la dirigiera y, bueno, me ha gustado mucho, sobre todo el hecho de dirigir a actores. Yo ya llevo muchos años en esto, y sé las cosas que hacen gracia.
D.T.: Ana Navasquillo es la productora ejecutiva. ¿Cuesta mucho hoy día levantar una obra de teatro?
ANA NAVASQUILLO: Bueno, yo ya había producido otras cosas, algunos programas pilotos, un talent show, algunas cosas escritas por Josele. Pero en este caso no fue demasiado complicado. Todos los actores se implicaron muchísimo, luego Josele como directora nos lo puso muy fácil. Lo más complicado que me ha resultado ha sido coordinar el equipo, por ejemplo para los ensayos, el atrezzo,.. Un poco estresante la organización, pero al final todo fantástico.
D.T.: Como llegó Josele Román a tu vida y este texto a tus manos.
A.N.: Josele llegó a mi vida a través de una persona que nos presentó y me dijo que tenía varias cosas escritas, series de televisión. Cuando leí La Vidente me encantó, y había tanto entusiasmo en hacerla que ahora tenemos entre manos otro proyecto.
D.T.: Esta obra está salpicada por números musicales de canciones compuestas también por ti, Josele.
J.R.: Las canciones las hemos hecho entre Toñi, la guitarrista de mi grupo, Roman Free, que lleva muchos años conmigo, y yo. Entre las 2 hemos hecho las canciones.
D.T.: El público es muy fiel al teatro y, si no estoy mal informado, si responde bien os ampliarían el número de funciones en el Teatro Arlequín
J.R.: Siiii, tienen que venir a vernos. Pero como bien dices, el público es muy fiel al teatro, va mucho aunque el teatro es carillo.
A.N.: Hay que moderar un poco el precio del teatro, hay que hacerlo más asequible para la gente de a pie.
D.T.: En la obra cantáis y bailáis, lo que mucha gente no sabe es que Josele Román empezó en esta profesión como bailarina.
J.R.: Si, yo daba clases con un bailarín ruso que vino a España y bailaba por salas. Pero encargaron las coreografías de varias óperas como La Cenicienta, de Rossini, La Flauta Mágica, de Mozart,.... y nos llevó a sus alumnas a bailar en ellas. Así que yo empezé en el Teatro de la Zarzuela, al lado de figuras como Alfredo Kraus, Teresa Berganza,....
D.T.: Aunque permaneces en la retina de todo el mundo como la eterna "chacha" de las películas de los 70 dirigidas por Mariano Ozores o Pedro Lazaga, entre otros, tú diste tus primeros pasos como actriz en el teatro, en compañías tan importantes como la de Conchita Montes o Nuria Espert.
J.R: Así es, empecé con Conchita Montes y con Nuria Espert hice La Buena Persona de Sezuan, de Bertold Brecht. He hecho mucho teatro, siempre me gustado mucho el directo, tanto como actriz tanto con mi grupo de música, como también me ha gustado mucho escribir, por eso La Vidente está siendo para mí una de las mejores experiencias.
D.T.: Últimamente te estamos viendo mucho en el teatro. Acaba de terminar la obra "Lifting", ¿sientes que el cine te está dando de lado?
J.R.: Yo pienso que ahora se hace muy poco cine y muy caro, cuando antes hacíamos películas con cuatro duros. Antes rodábamos películas en un mes, e incluso Buñuel hizo películas en México muy baratas. Ahora trabajan muy pocos, yo me encuentro a mucha gente del cine por televisión. Se hace poco cine y hay gente muy buena.
D.T.: De hecho has trabajado con Pedro Almodóvar, con Miguel Albadalejo,...
J.R.: Si, con Pedro hice el mediometraje Tráiler para Amantes de lo Prohibido, con Miguel hice Cachorro, Volando Voy y Nacidas para sufrir, y con Santiago Segura hice La Máquina de Bailar. Son mis últimas películas. Me encanta hacer cine pero se hace poco desgraciadamente.
Pues os deseamos "mucha mierda" con La Vidente, ha sido un placer.
J.R. y A.N.: Muchísimas gracias a vosotros y que venga mucha gente a pasarlo bien y a reírse.
Ricardo Garcés
FOTOS: Alberto Bernal
Comentarios sobre obras, autores, actores, actrices,.. que estén de actualidad por estar en cartel principalmente en Madrid, Almagro y Mérida
jueves, 27 de noviembre de 2014
miércoles, 11 de junio de 2014
ENTREVISTA A LA ACTRIZ VICTORIA FREIRE
Hoy se asoma a este blog una actriz de raza, la interpretación corre por sus venas con tanta fluidez que no se imagina haciendo otra cosa. Ha tocado todos los palos: la hemos visto en la pantalla grande, como en la película "Un banco en el parque", producida por el maestro de la comedia urbana Fernando Colomo; también se ha dejado ver en la pequeña pantalla, bajo las órdenes de Fernando Méndez Leite, en el inolvidable espacio e incomprensiblemente retirado de la parrilla, Estudio 1, "Usted puede ser un asesino", compartiendo elenco con el gran Juan Luis Galiardo, Jesús Bonilla, Fiorella Faltoyano e IsabelOrdaz, entre otros; y, como no, también ha pisado las tablas de un escenario, recreando al Beckett de "Acto sin palabras".
DETEATRO: Victoria, has hecho de todo en el terreno de la interpretación pero, ¿recuerdas el momento en que decidiste que te querías dedicar a este oficio?
Pues sí, claramente. Yo tendría unos 7 años y mi tía me llevó a ver el musical “Annie”, quedé totalmente fascinada con toda esas niñas cantando y actuando, yo quería estar ahí...salí en una nube del teatro y por supuesto al poco tiempo ya me sabía todas las canciones de “Annie”, de hecho, yo empecé estudiando la carrera de Teatro Musical en la E.S.A.D. de Murcia
Así que ya ves, “algo” de tiempo después ahí sigo, ilusionada con esta profesión.
DETEATRO: Sin duda, es una profesión muy dura y los comienzos no suelen ser nada fáciles. Incluso Antonio Banderas ha tenido que dormir en la calle cuando se le acababa el dinero. ¿Has vivido situaciones similares hasta que llegó tu primera oportunidad?
No, la verdad es que no, tengo muchos compañeros que han vivido momentos muy duros, yo cuando la cosa apretaba también me he pluriempleado como he podido: camarera, teleoperadora...pero también he buscado otras alernativas: compaginé mis estudios de teatro con la carrera de Historia y un Máster de Gestión Cultural, y en esos campos me he movido también en algunas épocas, aunque el teatro es mi verdadera pasión.
DETEATRO: Ya que estamos mirando el retrovisor, ¿de que trabajo te sientes más orgullosa y porqué?
Pues sin duda de mi primer trabajo en cine “Un banco en el parque” de Agustí Vilá, fue una experiencia que no olvidaré, me dieron el co-protagonista después de varias pruebas, yo apenas había hecho nada antes y no me lo esperaba.
Para mí, que venía del mundo del teatro, rodar una película con planos secuencias de hasta 10 minutos fue un auténtico regalo pero también un reto interesante y un aprendizaje enorme. Asimismo, el hecho de tener un mes de ensayos fue un lujo que difícilmente se encuentra en muchas producciones. El resultado es una película muy diferente y arriesgada que se mueve fuera de los estereotipos del cine más comercial y estoy orgullosa de haber formado parte de un proyecto así.
DETEATRO: De todos tus compañeros con los que te has cruzado en tu vida profesional, ¿de quien o quienes has aprendido más? ¿Quién te ha marcado especialmente?
He aprendido de muchos de ellos, la verdad es que he tenido la suerte de cruzarme con gente que da todo por esta profesión y que es generosa con su trabajo y sus compañeros como Alex Brendemühl y Agustí Vila, director y actor con los que trabajé en “Un banco en el parque”, como ya he mencionado anteriormente era mi primer papel y disfruté y aprendí lo que es el trabajo en equipo con una serie de gente que le apasiona su trabajo y lo hace con todo el mimo y respeto que merece. Fernado Méndez-Leite me dio mi primera oportunidad en televisión con Estudio 1. Fue aquí donde trabajé por primera vez un género que no conocía, teatro en televisión, donde las claves de la comedia con cámaras funcionan de una manera muy diferente, y fueron Fernando y mis compañeros Fiorella Faltoiano, Jose Luis Galiardo y Jesús Bonilla quienes me enseñaron los resortes que debía tocar y me echaron un cable que no olvidaré nunca con su muchos años de experiencia, su buen hacer y su generosidad.
DETEATRO: Has participado en diversas series de televisión como "Hospital Central" o "MIR", ¿hasta qué punto sirve la televisión y su impresionante repercusión para conseguir trabajos posteriores?
Las series de televisión de calidad como es el caso de “Mir” y “Hospital central” permiten al actor hacer un buen trabajo y que mucha gente le vea. Por un lado para un actor es un medio fantástico para darse a conocer, tanto al público como a los profesionales del medio, que ven un trabajo que quizás de otra forma no verían dada la cantidad de gente que trabajamos en esto y a la escasez de papeles.
Por otro lado la repercusión de la televisión es muy rápida e inmediata, la gente se acostumbra enseguida a esos personajes y los actores se hacen populares, esto es algo que se busca mucho desde las productoras, que apuestan por profesionales que saben que ya funcionan para el gran público y que ya son conocidos.
FOTO: MICHAEL WHARLEY |
Tantos...no sabría por donde empezar... entre ellos el personaje de “Antígona” me produce una atracción especial. La fuerza y la coherencia de Antígona la convierten en un personaje especialmente poderoso y magnífico, ella obedece su propio código moral a pesar de todo lo que la amenaza alrededor, y se mantiene firme en sus convicciones. Espero tener la ocasión de representarla algún día
DETEATRO: Cada vez son más nuestros actores y actrices que dan el salto a Hollywood: Penélope,Bardem, Banderas, Paz Vega, Jordi Mollá,..., ¿te gustaría seguir sus pasos o consideras mejores los papeles que te puede proporcionar el cine europeo?
Yo creo que lo que debe mover a un actor son los proyectos en lo que se quiera y se pueda embarcar, que le gusten y que le apasionen, porque esta profesión es preciosa y en la mayoría de los casos totalmente vocacional, Si esos proyectos están fuera de nuestras fronteras pues ahí que me iría, claro, tanto en Europa como en Estados Unidos. En mi caso no dudaría en moverme a otro país por un trabajo que me interesase, no descarto nada ni me cierro a nada.
DETEATRO: Para terminar, cuéntanos en qué proyectos estás embarcada
Pues mira, dos sin confirmar, así que de momento no puedo decir mucho, un proyecto de teatro en Madrid y un largometraje...¡crucemos los dedos!
Muchas gracias, Victoria Freire, por compartir este tiempo con nosotros y esperamos que se cumplan todos tus sueños profesionales. Hasta pronto.
domingo, 23 de marzo de 2014
DIOS, QUE VÍAJE!
Durante todos los sábados de marzo y los domingos de abril podemos disfrutar en Madrid de una obra de teatro dedicada al público infantil: Dios, que viaje!, en la sala Labruc, en el corazón de Malasaña, en la calle Palma 18.
Aún queda un sábado, el del día 29, y todos los domingos de abril, para que los más pequeños de la casa puedan disfrutar de esta propuesta escénica que hará las delicias de los más pequeños y de sus acompañantes adultos que les ven divertirse y aprender al mismo tiempo.
En efecto, llevar a los niños al teatro tendría que ser una obligación de todo padre que se precie. Iniciarles en las artes escénicas conlleva muchas efectos positivos en el desarrollo de un niño, puesto que además de cumplir con su cometido lúdico, ya que disfrutan y se lo pasan bien lejos de las tablets y de los vídeojuegos, también le sirve para pensar, discurrir, aprender y, en el día de mañana, rendir más en sus estudios. Es obvio que los niños que desde pequeños se aproximan a la cultura, mañana tendrán más interés por el saber y por el crecimiento personal.
Los niños en el teatro desarrollan su sensibilidad y capacidad expresiva en una etapa en la que está descubriendo los tipos de lenguaje. Se acercan a la obra sin juicios y sin ideas preconcebidas, con todo su ser puesto en ver y escuchar lo que tiene delante.
La función de los padres es la de acompañarles y fomentar su faceta de espectadores. Se trata de estar ahí mientras ellos disfrutan de un espectáculo. Pero sin intervenir, a no ser que nos lo pidan.
Después de este alegato, un poco largo, pero necesario, me voy a centrar en la obra que aún están a tiempo de ver en la sala Labruc el sábado 29 de marzo y todos los domingos de abril.
Una vez a la semana los duendes Punk y Tank se acercan al río para venerar a sus Rocas Antepasadas. Ese río es la frontera entre dos mundos: el suyo y el de los humanos. Por esto Punk y Tank tienen prohibido atravesarlo, pues existe el rumor de que si un humano mira a un duende le convierte en piedra, como creen que les sucedió a sus antepasados. Si bien Punk es temerosa y respetuosa de estas tradiciones, Tank es inquieto, le atrae lo desconocido y su sueño es atravesar esta frontera y descubrir el mundo de los humanos. Un día se encuentran una llave dejada por un ser llamado Sparklin, quien les da la opción de viajar a donde ellos quieran. Nuestros protagonistas deciden entonces emprender un alocado viaje al mundo humanoide. Con la ayuda del Botón Transformador y de l@s niñ@s del público, los duendes viajarán por diferentes realidades. ¿En cuál terminarán?
En este mundo de fantasía y ensoñación se adentran todos los níños que han tenido la suerte de disfrutar de este espectáculo que pone en pie la compañía Qué jarte, formada por Cristina Acosta, Bernardo Rivera, Francisco Pacheco y Javier del Arco.
Paralelamente a este espectáculo, la compañía también se dedica a impartir talleres de teatro, representar espectáculos teatrales y realizar animaciones infantiles a domicilio para amenizar los cumpleaños y demás fiestas en las que los más pequeños de la casa son los protagonistas. Gran iniciativa que más de un dolor de cabeza va a quitar a aquellos padres que no sepan como celebrar el cumpleaños de sus hijos sin acudir a los típicos restaurantes de fast food.
En suma, propuestas para hacer feliz a quienes más queremos, pero con la contraprestación de recibir algo que les va a resultar de utilidad el día de mañana.
LLEVAD A VUESTROS HIJOS AL TEATRO, acercadles la cultura, es una inversión muy barata en su formación y enormemente beneficiosa.
TRAILER DE "DIOS, QUÉ VIAJE"
Aún queda un sábado, el del día 29, y todos los domingos de abril, para que los más pequeños de la casa puedan disfrutar de esta propuesta escénica que hará las delicias de los más pequeños y de sus acompañantes adultos que les ven divertirse y aprender al mismo tiempo.
En efecto, llevar a los niños al teatro tendría que ser una obligación de todo padre que se precie. Iniciarles en las artes escénicas conlleva muchas efectos positivos en el desarrollo de un niño, puesto que además de cumplir con su cometido lúdico, ya que disfrutan y se lo pasan bien lejos de las tablets y de los vídeojuegos, también le sirve para pensar, discurrir, aprender y, en el día de mañana, rendir más en sus estudios. Es obvio que los niños que desde pequeños se aproximan a la cultura, mañana tendrán más interés por el saber y por el crecimiento personal.
Los niños en el teatro desarrollan su sensibilidad y capacidad expresiva en una etapa en la que está descubriendo los tipos de lenguaje. Se acercan a la obra sin juicios y sin ideas preconcebidas, con todo su ser puesto en ver y escuchar lo que tiene delante.
La función de los padres es la de acompañarles y fomentar su faceta de espectadores. Se trata de estar ahí mientras ellos disfrutan de un espectáculo. Pero sin intervenir, a no ser que nos lo pidan.
Después de este alegato, un poco largo, pero necesario, me voy a centrar en la obra que aún están a tiempo de ver en la sala Labruc el sábado 29 de marzo y todos los domingos de abril.
Una vez a la semana los duendes Punk y Tank se acercan al río para venerar a sus Rocas Antepasadas. Ese río es la frontera entre dos mundos: el suyo y el de los humanos. Por esto Punk y Tank tienen prohibido atravesarlo, pues existe el rumor de que si un humano mira a un duende le convierte en piedra, como creen que les sucedió a sus antepasados. Si bien Punk es temerosa y respetuosa de estas tradiciones, Tank es inquieto, le atrae lo desconocido y su sueño es atravesar esta frontera y descubrir el mundo de los humanos. Un día se encuentran una llave dejada por un ser llamado Sparklin, quien les da la opción de viajar a donde ellos quieran. Nuestros protagonistas deciden entonces emprender un alocado viaje al mundo humanoide. Con la ayuda del Botón Transformador y de l@s niñ@s del público, los duendes viajarán por diferentes realidades. ¿En cuál terminarán?
En este mundo de fantasía y ensoñación se adentran todos los níños que han tenido la suerte de disfrutar de este espectáculo que pone en pie la compañía Qué jarte, formada por Cristina Acosta, Bernardo Rivera, Francisco Pacheco y Javier del Arco.
Paralelamente a este espectáculo, la compañía también se dedica a impartir talleres de teatro, representar espectáculos teatrales y realizar animaciones infantiles a domicilio para amenizar los cumpleaños y demás fiestas en las que los más pequeños de la casa son los protagonistas. Gran iniciativa que más de un dolor de cabeza va a quitar a aquellos padres que no sepan como celebrar el cumpleaños de sus hijos sin acudir a los típicos restaurantes de fast food.
En suma, propuestas para hacer feliz a quienes más queremos, pero con la contraprestación de recibir algo que les va a resultar de utilidad el día de mañana.
LLEVAD A VUESTROS HIJOS AL TEATRO, acercadles la cultura, es una inversión muy barata en su formación y enormemente beneficiosa.
TRAILER DE "DIOS, QUÉ VIAJE"
Precios:En taquilla: Adultos: 10€, Niños: 8€ Reservando online en www.espaciolabruc.com: Adultos y niños - 8€ . 4x3: entran 4 (adultos/niños) por 3 entradas (total 24€) Mandando un email a la compañía: info@quejarte.com (mismos descuentos) |
Ficha Técnica Producción y Dirección: Qué jArte Escenografía: Qué jArte Vestuario: Qué jArte Audio y luz: Raúl Chivato Diseño gráfico: Ricardo Zanini Equipo artístico Punk: Cristina Acosta Tank: Bernardo Rivera / Francisco Pacheco Sparklin: Javier Del Arco / Francisco Pacheco Web de la Compañía – Redes Sociales Web: www.quejarte.com Facebook: www.facebook.com/quejartehay Twitter: www.twitter.com/QjArte Email: info@quejarte.com |
miércoles, 29 de enero de 2014
CARLOTA
Actualmente triunfa en el escenario del Teatro María Guerrero una de las obras más conocidas y representadas del dramaturgo Miguel Mihura, Carlota.
Al margen del texto, que los teatreros conocemos perfectamente, lo más llamativo de este montaje y lo que más expectación ha creado, es el retorno a las tablas, después de 27 años sin subirse a un escenario, de la gran Carmen Maura. El teatro lleno hasta la bandera pendiente de su protagonista más que de la obra en sí.
Este montaje, dirigido por Mariano de Paco, tiene algunos defectos pero recoge la esencia de su autor, uno de los mejores escritores de teatro de humor de nuestro país, pero más injustamente tratado por los que van de eruditos del teatro que piensan que el teatro de humor no puede ser muy serio, Miguel Mihura siguió la estela de su contemporáneo Enrique Jardiel Poncela, otro escritor que se tomaba muy en serio el humor, y nos ha dejado auténticas joyas teatrales con una impecable dramaturgia.
Carlota fue escrita por Mihura para Isabel Garcés, que la representó en su feudo, el Teatro Infanta Isabel, durante varias temporadas obteniendo un grandísimo éxito. No tuve ocasión de verla por razones obvias, ya que fue estrenada alrededor de 1960. Años más tarde, cuando en verano se hacía teatro en el maravilloso espacio de La Muralla Árabe, con la Catedral de la Almudena como testigo de excepción, fue representada por África Gosálbez y Luis Varela en sus principales papeles.
En todos los montajes de Carlota, como común denominador, cobra importancia el fino humor de Mihura, su sorna a la hora de reirse de los tópicos británicos, llevando al extremo la flema británica, su pasión por el te y su afán por la puntualidad. También tiene sus grandes dosis de humor negro que tanto le gustaba a Mihura y a sus compañeros humoristas de la época, no hay nada más que echar un vistazo a cualquier ejemplar de La Codorniz para ver los temas que interesaban a Tono, Álvaro de Laiglesia y al propio Mihura entre otros.
El humor lo resuelve con eficacia, pero hay muchos gags que pasan desapercibidos por elegir, a mi juicio, a un gran actor dramático que pienso que no se desenvuelve tan bien en la comedia. Así, Alberto Jiménez ha bordado personajes tanto en cine como en teatro con tintes dramáticos (El Bola, Medea,..), pero a los que vimos el montaje anteriormente mencionado, nos recordaba constantemente como Luis Varela explotaba esa comicidad en algunas frases que tanto conectaban con el público causándole constantes carcajadas. Alberto Jiménez está bien en su papel, pero menos cómico que el que requiere el personaje de Mihura.
Pilar Castro, últimamente en racha ya que no para de trabajar, está irreconocible y fantástica en su papel de intrigante y desagradable criada. Alfonso Vallejo resuelve muy bien su personaje de inspector, y el resto del reparto cumple muy bien su cometido.
Carmen Maura, La Maura más Maura que nunca. Tiene la facilidad de hacer cada personaje que toca como si hubiese sido escrito para ella. A pesar de estar más acostumbrada a las cámaras, se mueve por el escenario como si nunca hubiese estado abajo, cuesta imaginarse ahora a otra Carlota. Como siempre, estupenda, nunca defrauda.
La escenografía bien ejecutada, aunque para mi gusto, demasiado roja, muy monocromática. En general bien aunque creo que Carlota es una obra para ver a los actores más cerca, el María Guerrero se me antoja un poco grande para este tipo de montajes, sin Carmen Maura, creo que no tendría el mismo éxito.
Al margen del texto, que los teatreros conocemos perfectamente, lo más llamativo de este montaje y lo que más expectación ha creado, es el retorno a las tablas, después de 27 años sin subirse a un escenario, de la gran Carmen Maura. El teatro lleno hasta la bandera pendiente de su protagonista más que de la obra en sí.
Este montaje, dirigido por Mariano de Paco, tiene algunos defectos pero recoge la esencia de su autor, uno de los mejores escritores de teatro de humor de nuestro país, pero más injustamente tratado por los que van de eruditos del teatro que piensan que el teatro de humor no puede ser muy serio, Miguel Mihura siguió la estela de su contemporáneo Enrique Jardiel Poncela, otro escritor que se tomaba muy en serio el humor, y nos ha dejado auténticas joyas teatrales con una impecable dramaturgia.
Carlota fue escrita por Mihura para Isabel Garcés, que la representó en su feudo, el Teatro Infanta Isabel, durante varias temporadas obteniendo un grandísimo éxito. No tuve ocasión de verla por razones obvias, ya que fue estrenada alrededor de 1960. Años más tarde, cuando en verano se hacía teatro en el maravilloso espacio de La Muralla Árabe, con la Catedral de la Almudena como testigo de excepción, fue representada por África Gosálbez y Luis Varela en sus principales papeles.
En todos los montajes de Carlota, como común denominador, cobra importancia el fino humor de Mihura, su sorna a la hora de reirse de los tópicos británicos, llevando al extremo la flema británica, su pasión por el te y su afán por la puntualidad. También tiene sus grandes dosis de humor negro que tanto le gustaba a Mihura y a sus compañeros humoristas de la época, no hay nada más que echar un vistazo a cualquier ejemplar de La Codorniz para ver los temas que interesaban a Tono, Álvaro de Laiglesia y al propio Mihura entre otros.
El humor lo resuelve con eficacia, pero hay muchos gags que pasan desapercibidos por elegir, a mi juicio, a un gran actor dramático que pienso que no se desenvuelve tan bien en la comedia. Así, Alberto Jiménez ha bordado personajes tanto en cine como en teatro con tintes dramáticos (El Bola, Medea,..), pero a los que vimos el montaje anteriormente mencionado, nos recordaba constantemente como Luis Varela explotaba esa comicidad en algunas frases que tanto conectaban con el público causándole constantes carcajadas. Alberto Jiménez está bien en su papel, pero menos cómico que el que requiere el personaje de Mihura.
Pilar Castro, últimamente en racha ya que no para de trabajar, está irreconocible y fantástica en su papel de intrigante y desagradable criada. Alfonso Vallejo resuelve muy bien su personaje de inspector, y el resto del reparto cumple muy bien su cometido.
Carmen Maura, La Maura más Maura que nunca. Tiene la facilidad de hacer cada personaje que toca como si hubiese sido escrito para ella. A pesar de estar más acostumbrada a las cámaras, se mueve por el escenario como si nunca hubiese estado abajo, cuesta imaginarse ahora a otra Carlota. Como siempre, estupenda, nunca defrauda.
La escenografía bien ejecutada, aunque para mi gusto, demasiado roja, muy monocromática. En general bien aunque creo que Carlota es una obra para ver a los actores más cerca, el María Guerrero se me antoja un poco grande para este tipo de montajes, sin Carmen Maura, creo que no tendría el mismo éxito.
jueves, 16 de enero de 2014
EMILIA
En los Teatros del Canal se puede ver la obra Emilia, la última joya teatral del dramaturgo argentino Claudio Tolcachir. Después de su trilogía La omisión de la familia Coleman, El viento en un violín y El tercer cuerpo, nos presenta esta pieza escrita y dirigida por el propio Tolcachir.
Como los grandes Arthur Miller y Teenese Williams, a Claudio Tolcachir siempre le ha gustado fijarse en la familia como eje central de sus historias. Las relaciones afectivas que surgen en el seno familiar forman un núcleo primordial en sus historias y, así, Emilia se convierte en un melodrama que te cautiva de principio a fin aunque es a partir de la mitad de la obra cuando se va entendiendo todo lo que sucede en la primera pare atándose cabos.
Emilia habla del amor incondicional que se puede sentir hacia alguien con el que no existe ningún lazo sanguíneo, ese amor no puede ser menor que el que una madre siente hacia su hijo. Emilia es la niñera de Walter, al que se encuentra de casualidad muchos años después de prestar sus servicios a la familia. A Emilia la pagaban por cuidarle pero no por quererle, el amor que sentía hacia él era como el que siente una madre, gratis, fuera de cualquier interés, sin condiciones.
Walter ha formado su propia familia, de la que Emilia es espectadora de excepción que ve no sin compasión como su "niño" ha crecido y quiere a toda costa mantener unida a su familia formada por Carol, una ausente, tímida y distante mujer, y Leo, un adolescente inquieto que toca el xilófono. Emilia solo desprende cariño, ternura y amor hacia el que un día fue su niño al que tenía que cuidar.
Una emocionantísima obra en la que los acontecimientos y las palabras precipitan a sus personajes a un desenlace inesperado.
Gran parte de la culpa de que la obra conmueva y emocione la tiene un fantástico reparto al que no se puede poner ningún pero, sino agradecimiento por hacernos vivir una noche tan mágica.
Gloria Muñoz hace una Emilia perfecta, rica en matices y exacta en mostrar los sentimientos que tiene que mostrar. Maravillosa. Alfonso Lara y Malenta Alterio, impecables en sus difíciles papeles, el primero por su desgarro y exceso, y la segunda por lo contrario, comedida, contenida, interpretando sobre todo con el rostro, con la mirada.
David Castillo está sembrado en su difícil personaje, el niño de Cachorro, la gran película de Daniel Albadalejo, y al que hemos visto crecer en la longeva Aída, ha aprendido y madurado como actor, y lo demuestra en esta su segunda incursión teatral. En un papel más pequeño pero no menos intenso, Daniel Grao, resuelve con eficacia su personaje.
En fin, yo no eché en falta a la gran compañía que pone en pie siempre las obras de Tolcachir, Timbre 4. Emilia, en los Teatros del Canal. Para no perdérsela.
Como los grandes Arthur Miller y Teenese Williams, a Claudio Tolcachir siempre le ha gustado fijarse en la familia como eje central de sus historias. Las relaciones afectivas que surgen en el seno familiar forman un núcleo primordial en sus historias y, así, Emilia se convierte en un melodrama que te cautiva de principio a fin aunque es a partir de la mitad de la obra cuando se va entendiendo todo lo que sucede en la primera pare atándose cabos.
Emilia habla del amor incondicional que se puede sentir hacia alguien con el que no existe ningún lazo sanguíneo, ese amor no puede ser menor que el que una madre siente hacia su hijo. Emilia es la niñera de Walter, al que se encuentra de casualidad muchos años después de prestar sus servicios a la familia. A Emilia la pagaban por cuidarle pero no por quererle, el amor que sentía hacia él era como el que siente una madre, gratis, fuera de cualquier interés, sin condiciones.
Walter ha formado su propia familia, de la que Emilia es espectadora de excepción que ve no sin compasión como su "niño" ha crecido y quiere a toda costa mantener unida a su familia formada por Carol, una ausente, tímida y distante mujer, y Leo, un adolescente inquieto que toca el xilófono. Emilia solo desprende cariño, ternura y amor hacia el que un día fue su niño al que tenía que cuidar.
Una emocionantísima obra en la que los acontecimientos y las palabras precipitan a sus personajes a un desenlace inesperado.
Gran parte de la culpa de que la obra conmueva y emocione la tiene un fantástico reparto al que no se puede poner ningún pero, sino agradecimiento por hacernos vivir una noche tan mágica.
Gloria Muñoz hace una Emilia perfecta, rica en matices y exacta en mostrar los sentimientos que tiene que mostrar. Maravillosa. Alfonso Lara y Malenta Alterio, impecables en sus difíciles papeles, el primero por su desgarro y exceso, y la segunda por lo contrario, comedida, contenida, interpretando sobre todo con el rostro, con la mirada.
David Castillo está sembrado en su difícil personaje, el niño de Cachorro, la gran película de Daniel Albadalejo, y al que hemos visto crecer en la longeva Aída, ha aprendido y madurado como actor, y lo demuestra en esta su segunda incursión teatral. En un papel más pequeño pero no menos intenso, Daniel Grao, resuelve con eficacia su personaje.
En fin, yo no eché en falta a la gran compañía que pone en pie siempre las obras de Tolcachir, Timbre 4. Emilia, en los Teatros del Canal. Para no perdérsela.
martes, 14 de enero de 2014
EL COJO DE INISHMAAN
El Teatro Español se llena cada tarde para ver a un reparto de lujo escenificando un desconocido texto, para el gran público, de Martin McDonagh, El cojo de Inishmaan.
Irene Escolar, de la que hemos hablado más veces en este blog, se está consolidado como una actriz imprescindible del teatro español, a sus 25 años ha trabajado con los mejores directores y ha dado réplica a grandes actores y actrices, lo ha mamado perteneciendo a la saga de los Gutiérrez Caba. Es la quinta vez que tiene la suerte de trabajar en Teatro Español y es la culpable de que esta obra se haya puesto en pie ya que llevó el texto a su director Gerardo Vera y le animó a que la dirigiese. Además de magnífica actriz, es una chica comprometida con el teatro y tiene las ideas muy claras. Siempre es una gozada verla sobre las tablas. Enric Benavente, Teresa Lozano, Adam Jezierski, Marcial Álvarez y Ricardo Joven bordan sus respectivos personajes de esta obra coral que con tanta maestría ha dirigido para el Teatro Español, Gerardo Vera.
La obra nos traslada a la católica Irlanda de los años 30 en una pequeña y pobre aldea en la que los personajes que pululan por ella están deseando salir, huir, escapar de esa monotonía en la que viven inmersos. El personaje en torno al cual gira la obra no va a ser menos y también quiere abandonar esa aldea pero tiene un agravante que lo hace, si cabe, más difícil, es un joven tullido de un brazo y de una pierna, lo cual le convierte en objeto de las burlas y las mofas del pueblo. Además es huérfano y vive al cuidado de sus tías. La llegada de un equipo cinematográfico de Hollywood para rodar en la isla de Arán una película, supone la oportunidad que tanto buscaba de abandonar el pueblo y también su condición de "tullido del pueblo" para convertirse en una estrella del séptimo arte.
En medio de todo esto, la obra presenta a una serie de los más variopintos personajes rodeados de un halo de misterio y taras donde cada uno puede ser una cosa y la contraria. Personajes llenos de matices a los que se les coge cariño aunque parezcan ser, en un principio, odiosos.
El reparto no puede ser mejor e, imagino, nada fácil para juntarlos en una producción. Supone la vuelta a los escenarios de dos grandes como Marisa Paredes y Terele Pávez, dan a sus personajes la justa dulzura y fortaleza para encarnar a las dos tías de Billy El Cojo, la primera nos enseña su camino hacia la locura, y la segunda, su brusquedad y dureza que le ha proporcionado la vida.
Ferrán Vilajosana hace el personaje de Billy el Cojo, un papel difícil que lo cumple a la perfección a pesar de su juventud. Un personaje con muchas aristas que muestra diferentes registros, lo que hace que se luzca por la riqueza del personaje, muy bien interpretado y dirigido.
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